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El café de la mañana va mejor después del desayuno

Octubre comienza con la celebración del día internacional del café, lo mismo que muchas personas empiezan el día con una buena taza de este elixir de la mañana. Sin embargo, despertar gracias al efecto de esta bebida después de una mala noche, ya sea causada por el insomnio o por algún ruido, puede tener efectos adversos en los niveles de nuestra glucosa.

En personas adultas saludables, ya sea el experimentar una noche con un sueño interrumpido o tomar café por la mañana provocan un desequilibrio en la tolerancia a la glucosa y la sensibilidad a la insulina. Hasta ahora, ningún estudio había analizado si el combinar ambos eventos tiene efectos en el control de la glucosa de nuestros cuerpos.

Es por esto que un grupo de investigadores de instituciones de Reino Unido y Taiwán se dieron a la tarea de estudiar estos eventos combinados en 29 personas saludables, hombres y mujeres, de alrededor de 21 años de edad.

Para esto, les pidieron que realizaran las siguientes tres actividades de forma aleatoria:

  • Experimentar una noche con una actividad de sueño de ocho horas y que, al despertar, tomaran una bebida azucarada (la cantidad comparable a un desayuno).
  • Vivir una noche con sueño interrumpido y, al despertar, tomar una bebida azucarada con la cantidad equiparable a la de un desayuno. Este sueño complicado implicaba tener a un investigador despertándolos a cada hora y manteniéndolos así cinco minutos.
  • Tener al investigador despertándolos cada hora por cinco minutos y, al amanecer, ingerir una taza de café negro y, treinta minutos después, una bebida azucarada.

Para cada evento, a los participantes se les tomó una muestra de sangre una vez ingerida la bebida azucarada.

Los resultados mostraron que una noche de sueño interrumpido tiene poca injerencia en las respuestas de glucosa e insulina de los participantes, comparado con una noche de buen dormir. Pero, beber una taza de café antes del desayuno aumentó sustancialmente la respuesta de glucosa en sangre comparado con lo que sucede con el desayuno, al menos en un 50%. Es así que, aunque la bebida rica en cafeína ayuda a contrarrestar los efectos somnolientos de una mala noche, se genera el problema de que se limita al cuerpo a tolerar el azúcar del desayuno.

Estos resultados son consistentes con aquellos anteriores que han sugerido que la ingesta de café causa resistencia a la insulina. También añaden evidencia a los que demuestran que una noche es irrelevante para presentar cambios en la respuesta de glucosa e insulina en nuestros cuerpos, aunque sí lo es el tener múltiples noches con un sueño fragmentado. Aún así, todavía es necesario estudiar a profundidad la relación entre un sueño interrumpido y el desarrollo de problemas metabólicos, así como las consecuencias negativas a largo plazo de esto.

¿La recomendación? Lo mejor es comer el desayuno y después tomar café si sentimos que lo necesitamos. Esto es de gran relevancia, sobre todo si queremos evitar desarrollar diabetes, problemas metabólicos o cardíacos.

El estudio original lo pueden encontrar aquí.

La imagen fue tomada de Wikipedia.

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