La diferencia entre crecer en un país u otro pueden ser 25 kilos o 20 centímetros en jóvenes de 19 años, de acuerdo con un estudio que analizó datos de adolescentes entre los años 1985 y 2019. Tal es la distinción en las alturas, que, hoy en día, una joven guatemalteca de dicha edad mide lo mismo que una joven de 11 años neerlandesa.
La razón detrás de estas distinciones entre países, de acuerdo con un estudio publicado en la revista The Lancet, es la falta de una equidad alimenticia, lo que ha llevado también a un aumento en la obesidad infantil e impactando en su bienestar para el resto de su vida.
Gracias al análisis de 2,181 estudios que, en total, estudiaron a 65 millones de personas en 200 países y territorios, se halló que la alimentación juega un papel importante en factores como la altura, el peso y el índice de masa corporal de niñas, niños y adolescentes.
Es así que los resultados arrojaron que la diferencia entre las personas más altas y más bajas es de 20 centímetros, encontrando a los primeros en países del noroeste o centro de Europa, como los Países Bajos, Dinamarca o Islandia. Por otro lado, los de baja estatura se encuentran en el sur y sureste de Asia, así como en Latinoamérica y Este de África, incluyendo a países como Guatemala o Bangladesh.
De vivir la niñez y adolescencia en Estados Unidos o Nueva Zelanda, es muy probable que a nuestros 19 años tengamos el índice de masa corporal más alta del mundo; a diferencia de que lo hayamos hecho en India o Bangladesh, donde a esa edad se presenta el índice más bajo.
Los países que reportaron una mejora en la altura promedio de sus adolescentes, entre los años de 1985 y 2019, fueron países con economías emergentes, como China o Corea del Sur. Sin embargo, los cambios han sido inexistentes, o incluso han empeorado, para adolescentes de África subsahariana.
La conclusión de los autores es que la calidad de la nutrición durante los años de educación de las niñas, los niños y adolescentes impactan en su peso y altura. Esto es sumamente relevante si tomamos en cuenta que muchos jóvenes de países en desarrollo son alimentados por sus escuelas.
Asimismo, indican que este estudio debería demostrar que el costo de una alimentación nutrimental ayudará a que todos ellos crezcan sin tener que ganar un peso insalubre. Sobretodo, debe servir para crear políticas públicas que ayuden a familias con ingresos bajos, con escuelas que provean comidas saludables. Todo esto para invertir en la salud y bienestar de niñas, niños y adolescentes a largo plazo.
El estudio original lo pueden encontrar aquí.
La imagen es tomada del estudio, muestra la distinción de alturas en distintos niñas, niños y adolescentes. El círculo del lado izquierdo muestra a las niñas y el círculo del lado derecho a los niños. México, para ambos casos, se encuentra del lado izquierdo, en el rojo, señalando que sus alturas son bajas.